Aunque cueste creerlo, acabamos de superar la mitad de este 2021. Seguramente muchos de nuestros lectores se sorprenderán al leer una perogrullada de este calibre, pero no lo es tanto viendo el fuerte rebote que están experimentando muchos sectores de la economía gracias, entre otras cosas, al buen ritmo de vacunación y al control de la pandemia, dos puntos clave que parecen haber metido una marcha más a esa percepción del paso del tiempo.
Puede, quizás, que esa paulatina vuelta a la normalidad que estamos experimentando nos ayude a comparar de dónde venimos. En este sentido es importante destacar que, si bien existe una percepción generalizada de que la situación empieza poco a poco a parecerse a la que había antes de la llegada del virus, el último dato sobre el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del mes de junio así lo ratifica.
Por quinto mes consecutivo la confianza de los consumidores ha aumentado hasta situarse en los 97,5 puntos, lo que implica una mejora de 8,5 enteros con respecto al mes de mayo convirtiéndole, no solo como el mejor dato del año, sino en el mejor desde junio de 2019.
Pero no solo ha rebotado la confianza del consumidor, también lo han hecho otros índices como son el de “valoración del entorno actual” donde, solo en junio, ascendió 13,5 puntos con respecto al registrado en el mes de mayo o el de “expectativas de los consumidores”, en el que merece la pena resaltar las subidas experimentadas por varios componentes incluidos en dicho índice y que están considerados como “altamente sensibles al ciclo económico” como son el de “valoración de la economía en un futuro inmediato” o el de “percepción actual del mercado de trabajo”.
Estos indicadores adelantados de la economía no son más que eso, líneas de tendencia que van anticipando el posicionamiento de una economía dentro del ciclo. A pesar de que son los datos reales los que posteriormente deben ratificar dicha tendencia, estos índices resultan de vital importancia para los agentes económicos de cara a hacer las predicciones futuras.
Y, como no podía ser de otra forma, el sector inmobiliario es, quizás, el que recoge con mayor grado de sensibilidad estas variaciones. En la última Encuesta de Sensibilidad Inmobiliaria elaborada por Idealista, se aprecia un repunte importante en la confianza de los profesionales del sector, más por el lado de la compra de vivienda que por el del alquiler.
Si bien es cierto que se encuentran aún lejos de sus máximos, al menos se empieza a vislumbrar un repunte en precios, uno de los hitos fundamentales de cara a confirmar, por fin, que lo peor ha quedado atrás.
Nuevas tendencias en compra de vivienda
¿Se aprecian ya esos cambios de tendencia? Según una encuesta realizada por la entidad financiera ING, el 28% de los españoles se plantea la compra de una vivienda en 2022, un porcentaje récord que le sitúa por encima de países como Reino Unido, Alemania y Holanda.
El dato, ya de por sí importante, cobra aún más relevancia en un escenario en el que más del 58% de los encuestados considera que los precios seguirán subiendo en el próximo año, una tendencia que se mantiene ascendente desde 2014, coincidiendo con el momento que los precios tocaron mínimos desde la crisis de 2008.
Desde ese punto hasta nuestros días los precios medios en la compraventa de viviendas han subido más de un 20%, si bien aún estamos un 15% por debajo de los máximos vistos en plena burbuja.
Entre las variables más influyentes a la hora de cambiar de vivienda destacan, por orden de importancia, el precio de la hipoteca, la ubicación, el tamaño de la misma, las zonas comunes y/o ajardinadas y la eficiencia energética.
En cuanto a las formas de compra de una vivienda, un 77% de los encuestados afirma tener la intención de hacerlo con hipoteca, de ahí que no es de extrañar que el precio de la misma sea la opción más relevante a la hora de lanzarse a la compra de una casa.
De hecho, la hipoteca es la modalidad más común entre los españoles que compran vivienda con un 35%, seguido de cerca de los que lo hacen sin ella (31%) y, a más distancia, los que se decantan por la vía del alquiler (21%).
Por último, y a modo más anecdótico, según los datos aportados por la entidad holandesa, el plazo medio al que suelen conceder las hipotecas se sitúa en los 30 años, si bien se terminan amortizando en torno a los 18 años.
Más allá de quedarnos con este batiburrillo de cifras y porcentajes, nuestra intención es destacar como, poco a poco, empiezan a florecer informes, encuestas y estudios de reputados agentes, tanto públicos como privados, apuntando hacia una misma dirección.
Sólo el tiempo confirmará si todos estos indicadores iban demasiado adelantados o, por el contrario, finalmente estaban en lo cierto. En QLT Homes lo tenemos claro, pero que cada uno saque sus propias conclusiones.
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