El pasado 21 de julio el BCE llevó a cabo la esperada subida de tipos, si bien el movimiento sorprendió al mercado al situarse por encima de lo previsto. En concreto, se situó en 0,5 puntos porcentuales frente a los 0,25 que se había planeado inicialmente.

Fue la primera subida de tipos en 11 años y la segunda vez en toda la historia del BCE que subieron con tal magnitud, lo que viene a reflejar el grado de preocupación que tienen actualmente todos los bancos centrales ante el fuerte repunte de la inflación, especialmente en los últimos meses.

En el caso europeo, el objetivo es asegurar cuanto antes la vuelta a niveles del 2%, algo que, según el propio organismo, no sucederá hasta, como mínimo, 2024. Aunque dependerá de numerosos factores, lo que está claro es que la empresa no será fácil viendo los niveles en los que se sitúa actualmente, ni más ni menos que en el 8,6%, o lo que es lo mismo, en máximos históricos de la zona euro.

Son cada vez más los economistas que empiezan a ver el hecho de provocar una recesión como la única solución de cara a frenar en seco la inflación siendo el mecanismo perfecto para llevar a cabo dicho objetivo la palanca de los tipos de interés. Fuertes subidas pueden provocar un parón en seco de la actividad cuyas consecuencias pueden tener repercusiones en el medio y largo plazo. En este sentido, es vital que todos los organismos políticos y económicos, tanto gubernamentales como europeos sean capaces de desarrollar ambiciosas políticas monetarias y fiscales para conseguir aminorar los impactos de una recesión.

¿Cómo ha reaccionado el sector inmobiliario y qué previsiones se manejan?

No han tardado mucho en salir los primeros informes en los que empiezan a pronosticar cómo será el futuro del sector inmobiliario en España tras esta subida de tipos.

Según la agencia de calificación S&P Global Ratings, los precios de la vivienda en la eurozona seguirán subiendo a lo largo del próximo año, si bien lo harán de una forma más moderada. Para el caso de España pronostican que en 2022 el ascenso sea del 4,6%, en 2023 del 4%, en 2024 del 3,5% y en 2025 del 3,2%.

Basan esa ralentización en el crecimiento en varios factores:

  • 1) Encarecimiento de las hipotecas: La reciente subida de tipos, así como las que están pendientes de hacerlo tendrán, sin duda, un impacto importante en la evolución futura de la concesión de hipotecas.

 

  • 2) Mayor control financiero por parte de las entidades: Además de la subida de los costes financieros, los bancos comenzarán a ser mucho más estrictos a la hora de aplicar mayores controles en la concesión de hipotecas, incluso en el porcentaje máximo de financiación.

 

  • 3) Menor accesibilidad a la vivienda: La subida de tipos endurecerá, sin duda, el acceso a la vivienda. Según un estudio llevado a cabo por CaixaBank, el peso de la vivienda sobre los ingresos de las familias podría pasar de un 33% actual a superar el 40% ya a finales de este año, teniendo en cuenta que el umbral de deuda saludable se sitúa en el 35%.

 

  • 4) Subida del precio de las viviendas por encima de los ingresos medios de las familias: los últimos datos publicados apuntan a que el precio de las viviendas se aceleró bruscamente en la segunda mita de 2021, lo que llevó a ampliar aún más el diferencial con los ingresos medios de las familias, un hecho que siempre impacta en la evolución del sector.

 

  • 5) Caída de la confianza del consumidor: La evolución del Índice de Confianza de los Consumidores sigue mostrando caídas graduales a medida que va transcurriendo el año, si bien aún se sitúan por encima de los mínimos de marzo.

En este sentido, y a pesar de los miedos que puedan existir en torno a este nuevo escenario, es importante hacer varias matizaciones al respecto:

  • 1) Evolución de los precios: Prácticamente todo el consenso de analistas confirma que, si bien los precios podrán sufrir una moderación en su crecimiento, no ven en ningún caso que se vaya a producir una caída de los mismos. Es más, en este sentido es importante apuntar que los activos inmobiliarios suelen revalorizarse en entornos de alta inflación.

 

  • 2) Sólida demanda: Los informes más recientes confirman que, a día de hoy, la demanda continúa siendo alta debido a la buena evolución del empleo, una tasa de ahorro que aún se sitúa en niveles elevados, a pesar de ir reduciéndose cada año tras tocar máximos en pandemia, y un acceso al crédito con unos tipos que, hasta la fecha, se han situado en niveles extremadamente bajos.

 

  • 3) Buen ritmo de la actividad inmobiliaria: Según los datos del INE, en el mes de mayo la compraventa de viviendas se incrementó un 27,7% interanual, posicionándose así como la mayor cifra de operaciones desde 2007. Aunque en el medio plazo es posible que la actividad pueda sufrir una ralentización debido a las condiciones menos favorables anteriormente comentadas, en el corto plazo seguiremos viendo buenos datos tanto en el mercado del alquiler como en el de compraventas aprovechando la siempre potente temporada de verano.

 

A pesar de los cambios que se están produciendo en el escenario macroeconómico, el sector inmobiliario seguirá siendo una pieza clave a la hora de superar cualquier período de recesión económica.

En este sentido, es importante destacar dos puntos importantes:

  • 1) el entorno actual no es, ni mucho menos, el que existía en 2008 y
  • 2) en los seis primeros meses de 2022 la inversión en el inmobiliario en España se ha situado en los 9.870 millones de euros, o lo que es lo mismo, un 80% más que los volúmenes registrados en el mismo período del año anterior, lo que constata la visibilidad que siguen viendo los inversores a pesar de la volatilidad del mercado.
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